La consolidación de las criptomonedas puede frenar el efecto nefasto del dólar en las economías emergentes.

 

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En un par de artículos anteriores había hecho una serie de reflexiones sobre el efecto de las criptomonedas en los países desarrollados y como elemento garantizador del poder adquisitivo de ciertas divisas locales en países con notorios problemas de estabilidad y desarrollo.

 

Es evidente que el efecto del dólar sobre las economías del mal llamado Tercer Mundo (el Segundo dónde está?) y que personalmente me gusta definirlas como países en vías de desarrollo, ha tenido y sigue teniendo efectos devastadores.

 

Consecuencias devastantes.

 

Las consecuencias han sido devastantes aún en períodos con baja inflación.

 

Es difícil encontrar un país latinoamericano en el cuál las transacciones de un cierte relieve económico (por ejemplo compraventa de propiedades inmuebeles y/o de automotores nuevos) no se hagan en USD. De manera encubuerta o a la luz del sol. Pero siempre teniendo como parámetro de valuación la divisa estadounidense.

 

Desde el punto de vista estrictamente económico esto lleva al mercado a requerir cada vez más dólares para realizar estas transacciones. Dólares que, al no ser la divisa oficial, salen del mercado «negro» o «underground» para usar un término inglés.

 

La mayor parte de los dólares que las personas físicas tienen en su poder han sido adquiridos usando este procedimiento en mercados clandestinos, los clásicos «arbolitos» o directamente en casas de cambio con regular licencia para comerciar divisas.

 

Las variaciones del dólar y la ley de la oferta y la demanda.

 

El aumento de la demanda de USD sigue las reglas de la economía normal: aumento de la demanda significa aumento del precio (no oficial entendamos, sino de un valor «paralelo»).

 

Para evitar esto el Banco Central de cada país debe salir a intervenir en el mercado y vender una parte de sus propios USD que debe mantener como parte de su reserva oficial de divisas.

 

Esto afecta seriamente su soberanía económica ya que una reducción de sus reservas significa una mayor dependencia y debilidad de los grandes centros de poder económico internacionales, incluso grandes bancos que aprovechan para comprar los títulos de estado que se ven obligados a emitir a un valor por debajo (muy por debajo en algunos casos) de su valor oficial, o valor a la par como se llama.

 

El año 2021 con la popularización en el uso de las criptomonedas, la lenta y paulatina regulación y estabilidad del sector, podrían significar un notable giro en este sentido.

 

Poder intervenir en operaciones de importancia a través de las criptomonedas significaría -siempre en los países a que me referido al inicio ya que por el momento los países más desarrollados están excluídos de este fenómeno- reducir el campo de acción del USD, frenar su volatilidad y disminuir notablemente la inflación por el efecto que las continuas devaluaciones de las divisas locales tienen respecto al dólar y a la subida de los precios.

 

Hasta ahora en LATAM, Asia, Africa y otros países con serios problema estructurales en su economía ningún elemento ha lograr frenar la expansión del dólar y sus nefastas consecuencias.

 

Será la oportunidad de las criptomonedas en el 2021 para lograr un objetivo tan deseado por millones de personas y combatir de esta manera el hambre, la miseria y el subdesarrollo?

 

Esperemos que así sea.

 

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